jueves, septiembre 25, 2008

Control

hace un par de años nunca lo hubiese creido; un viejo amigo hace mucho tiempo (un lustro, quizá mas) dentro de la juerga y metidos en pláticas existencialistas me comentó sobre viajes astrales, planos alternos al nuestro, toda clase de teorías para mi en ese entonces descabelladas; lo tomé como cualquier comentario entre copas sin ninguna importancia relevante para mi vida. Poco tiempo después él mismo se acercó y me invitó a formar parte de un grupo al cual se había unido y a la que por respeto y discreción me referiré solamente como "el grupo". Mi amigo me hizo ver que este grupo, entre otras cosas, estudiaba toda la parafernalia metafísica, incluidos por supuesto los viajes astrales ya antes traidos a colación en conversaciónes nocturnas de amigos jóvenes y ansiosos por encontrar el significado de la vida. Yo le agradecí la invitación y le dije que lo pensaría, mas a la fecha no he aceptado tal invitación; no me malinterprete el lector, muy en el fondo de mi cabeza esa idea no ha dejado de revolotear cual mariposa monarca en los bosques de Morelia, donde alguna vez tuve la oportunidad de caminar entre millares de ellas; pero a pesar de tener latente interés por la metafísica opté por declinar la invitación por no sentirme preparado, -todo a su tiempo, y este no es mi tiempo- le dije, me reprochó con un simple "miedoso" acompañado de una lijera y burlona carcajada a la cual yo le hize los honores acompañandola con mi sonrisa. desde entonces no hemos vuelto a tocar el tema.

hace un par de años, en los menesteres de una de mis tantas mudanzas de casa, encontré algunos libros un tanto viejos de mi madre, todos sobre metafísica, recordé a mi amigo y su invitación; me armé de "valor" por hacerle segunda a la broma de aquellos mozos días; y así comensé la lectura, al principio sin entender nada, al paso de los meses entendía aún menos, ahora entiendo poco pero de lo poco que entiendo mas preguntas salen, el ciclo de el aprendizaje supongo.
Un día hace como un año en una feria del libro aquí en la ciudad donde resido, me encontraba en la perene busqueda de nuevos libros que me satisfajeran ese apetito que al paso del tiempo iba creciendo al rededor del tema esotérico; mis andares por esas ferias son bastante erráticos y un tanto caprichosos, no soy un lector selectivo, mas bien soy un tanto cuanto impredecible, primero tiene que llamarme la atención la portada antes que el título; una vez localizado uno de mi agrado, sin leer el título me voy directo al prefasio, si éste es de mi entero agrado entonces si leo el título, doy una leve hojeada (dijo mi madre en una ocación que me pilló en este mi peculiar ritual de compra, que me convenso de si leeré todas esas hojas o no vale la pena el gasto) y luego reviso el precio, seguido por mis bolsillos para calcular cuanto me queda; después lo dejo y doy otra vuelta, si no he encontrado uno que le supere a la espectativa creada en mi por tal ejemplar entonces y solo entonces desembolso el costo y me voy feliz, convencido de hacer una buena compra. Era el último día de aquel evento y mi curiosidad me llevó a un puesto con la marquesina en cartón que decía "Metafísica" a lo cual normalmente no atiendo (no sé bien por qué no me llaman la atención cuando estan dentro de un estante con ese nombre) en esta ocación fué distinto, en gran parte porque el puesto donde se encontraba este cartelón era adornado por un cartel más grande cuyo propósito era el de hacerme saber que ahí solo encontraría libros usados, a los cuales siempre les he encontrado una extraña fascinación.
Una vez sumergido en mi acostumbrada busqueda hallé un libro que pareció saltar a mis ojos de entre todos los ejemplares colocados de tal forma que tan solo se podían leer el dorso del libro. el título versaba "el camino del nahual"; sin dudarlo lo compré. llegué a casa y pasé las siguientes 18 horas sin despegarme del libro, cautivado de tal forma que ni dormir pude por la intriga de terminar el ejemplar. Y no crea usted, mi estimado lector que dicha historia era un best seller ni mucho menos, el mismo libro indicaba que tan solo existían mil copias de aquel libro (dato que después, por el milagro del internet corroboré) tampoco era una gran trama ni causaba la sensación de estar leyendo una obra maestra que trascendería milenios cual "Odisea" o "Hiliada", todo lo contrario; la historia era sobre un hombre de la capital mexicana, que en su juventud se topo con tal y cual personajes que lo presentaron con un viejo agradable y ciego de la vista (hago tan redundante aclaración pues era en lo único que era ciego el venerable anciano) y el cual lo invita años después a recorrer las comunidades indigenas so pretexto de encontrar la paz espiritual; resultose ser aquel hombre citadino, pasadas una serie de pruebas en las que tendría que enfrentarse a si mismo en el silencio el ayuno y la profundidad espiritual que solo la desnudez y el bosque te ofresen en conjunto, una especie de "chamán" o "profeta salvador": un nahual. la historia me resultó interesante pues el sujeto en cuestión resulta ser el mismo autor y si bien no podemos saber que tan cierto es el cuento sobre su supuesto nivel de "nahual" ni corroborar a ciencia cierta las pruebas que ciertamente resultan un tanto increibles (salvo un par de iniciaciones que ya había escuchado tiempo atras de boca de unos amigos peregrinos que asisten regularmente a este tipo de ceremonias) lo que si me resultó enteramente de mi agrado y fascinación resultó ser un periodo de "entierro" en el cual él es conciente en sus sueños y alcanza el dominio del plano onírico. Este tema me es más interesante en estos momentos que cualquier otro, y el cual me llevó a conocer a un peculiar personaje, el cual tengo el honor de llamar amigo.

-el otro día soñé muy raro- le contaba hace un mes aproximadamente a unos amigos con los que me reuno los miércoles -pero no logro recordar mis sueños, me viene pasando desde que tengo memoria, siempre recuerdo quién estaba en el sueño y si este es tranquilo o me genera miedo o tensión; mas nunca recuerdo la trama- la razón por la cual les contaba mi peculiar aflicción es porque el tema que habiamos tomado esa noche tan apasionadamente, y tras unas copas de buen vino tinto español, eran los sueños. Esa noche, como la de cualquier otro miercoles por la noche sumidos en la mesa del fondo de la cantina, la cual Choche era el dueño (un Señor muy animoso y con hartas canas, el cual gustaba de recibirnos en su cantina cada semana por lo ameno y gratificante que él encontraba nuestras charlas) estaba entre nosotros un compañero que hace mucho no teniamos el gusto de ver debido a su atareado trabajo; Hector, que gusta mucho de los temas esotéricos (alguna vez nos leyó las cartas con asombrante precisión, otro día nos hizo meditar durante horas con ejercicios de relajación algo peculiares) comenzó a hablarme de "Mandalas" (dibujos de relajación y asociación de memorias) y me aconsejó que los practicara, así que al día siguente comencé. Para mi sorpresa, y la de mi mujer que al transcurrir los días se dió cuenta que comenzaba a contarle mis sueños (alguna vez me sugirió que yo le había robado sus sueños ya que ella normalmente recordaba con facilidad sus aventuras oníricas, y de un tiempo para aca le biene costando trabajo) el resultado de el ejercicio en cuestión fué sorprendente, noche tras noche mis sueños se volvían más nítidos, y mañana tras mañana los recuerdos venían a mi con mayor facilidad.
Hace dos días vino a mi un sueño, era simple y algo vanal; me encontraba en una construcción que le faltaba poco por concluirse, situado en las faldas de un cerro el edificio lucía una pomposa vista de vidrio reflejando la costa, en su interior se concluían los detalles de acabados con mucha urgencia debido a que ya parte del complejo estaba en funcionamiento de prueba: un casino. el motivo de mi estadía en ese lugar era debido a que supuestamente yo trabajaba para el gobierno, y estaba ayudando a revisar que todo estuviera en orden para otorgar la licencia, portando un traje negro bastante fino y elegante y camisa azul marino sin corbata. dentro del complejo me encontré a varios amigos, algunos apostando y otros trabajando en el lugar. el resto de la trama siguió normal, para cuando acordé me encontraba en un elevador y fué ahí cuando me despertó de mañana un ruido en el techo. Me encontraba algo cansado debido a que era bastante temprano y la noche anterior me había ido a la cama bastante entrada la noche; con trabajos me levanté y me dirijí al patio trasero de la casa para revisar el techo desde ese punto de vista; al llegar ahí no encontré nada, así que me dirijí al patio delantero, el cual está techado. Al llegar ahí me subí a un tinaco vacio que tenemos para alcansar un pequeño tragaluz, al asomarme de nuevo estaba solo el techo así que me tranquilizé un poco (últimamente han habido robos por el vecindario así que hay que ser precavidos) cuando me dispuse para bajar y regresar a la cama cuando algo me perturbó en demacía: la puerta de la cochera se encontraba abierta. Cuando reaccioné sobre aquel hecho comencé a preocuparme, definitivamente no la había dejado así la noche anterior; intenté recordar si alguien mas sabe la convinación del candado que se encarga de tener cerrado el portón, y de pronto llegó a mi una idea que me asustó pero a la vez me emocionó, y para comprobarlo le heché un vistazo a mi ropa de dormir: aún traía el traje puesto. Cuando entré en razón de este hecho lo primero que me vino a la mente fué intentar volar (pensamiento devenido principalmente del vértigo que me acecha cada vez que estoy más de 2 metros arriba, y mis ganas de vencer ese miedo algún día) así que me encausé hacía la puerta de la casa, primero caminando y al llegar a sentir los rayos del sol en mi rostro apresuré el paso para dar un gran salto, y para mi sorpresa, tras tambalearme un poco conseguí flotar, mas no por mucho pues comencé a marearme y a caer y fué en ese momento que desperté.

-siempre he querido volar- le digo a mi mujer en el desayuno, mientras ella escucha atenta mi relato del sueño que recién he tenido. ahora que lo pienso suena un tanto simple el acontecimiento, pero me llena de fascinación el haber conseguido estar conciente en mis sueños y poder manipularlos a mi antojo aunque sea por un instante, y ya me encuentro esperando de nuevo la hora de dormir.


Plata:.

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