me sabes a verso o a prosa lastimera
de esa prosa que quiero hacer himno
pero me sale llena de melancolía
como una marcha,
fúnebre por tu ausencia,
sincera, con esperanza,
con la fe de erratas,
a sabiendas de lo incierto.
Esta mañana me sabe a ti,
a tu sexo, a tu piel canela,
a tus caricias sinceras y besos,
besos
esos besos,
los que me sorprenden,
que desgarran mi cuerpo
encontrando mi alma,
apoderándose
esos besos ladrones
hurtando mi amor.
Esta mañana me sabe a ti,
me sabe a tu tormenta,
La tormenta que origina este conocido enfrentamiento
entre la alegría de saberme tuyo,
contra la angustia de saberte ajena;
son como dos gallos,
y los peleo
en el callejón
de por tu casa,
los peleo a muerte
a sabiendas de que mañana otro gallo cantará.
Esta mañana me sabe a ti,
a pecado, de esos buenos,
de los que Dios mismo nos permite
incluso nos exhorta, nos alienta
y se regocija
¡cuánta felicidad le hemos dado!
Esta mañana me sabe a ti,
serena, completa, amante,
desnuda en mi cama,
con mallas y falda afuera de tu casa
con pantalón de mezclilla
en el vocho, en la sala,
me sabe a recuerdo,
me sabe a añoranza.
Esta mañana me sabe a ti,
incierta como un día soleado
ajena, y sin embargo mía;
me sabe a este amor moribundo
que no sabe cuándo te irás,
me sabe a este amor profundo
que aprovecha el día a día
a tu lado
abrazado a ti
con tu aroma en mi piel
como si fuera el último.
Esta mañana me sabe a ti,
me sabe a mí amándote,
y me basta así,
¿Qué más puedo pedir?
amor,
mi amor
es tuyo,
siempre,
mi
amor
es
tuyo.
tu-
-yo.
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