Recuerdo cada instante de nuestra felicidad.
La primera vez que bailamos cuando nos conocimos,
las veces que nos topamos en la calle y con tu sonrisa me hacías desear salir contigo;
la primera salida, tomándonos de la mano sin saber por qué,
abrazándome como si fuera natural para ambos estar así -sería el vino
o el corazón, qué más da, eso fue amor-;
las primeras pláticas, mis nervios,
mis besos en tu mejilla y tu rostro que nunca se apartó de ellos;
el dolor de perder a un amigo el mismo día que me pidieras no vernos más...
El arranque de locura que marcaría el resto del camino:
la serenata, las flores, mis amigos cantando y tú temblando
y yo, nervioso hasta los huesos, tratando de encontrar el beso para robar;
afuera de tu escuela de inglés, esperando que salieras,
y esa hora sentados en el auto con las manos entrelazadas,
nuestras narices juntándose, nuestros nervios calmándose,
y nuestros labios recorriendo en cámara lenta su camino para encontrarse,
ese universo creándose entre nuestros labios
y la sonrisa que emanó de ti al terminar nuestro primer beso...
La primera vez que me presentaste con tu familia, a pocos días de conocernos,
como si supieras que me querías ahí.
La primera vez que nos tocamos con pasión,
mis manos recorriendo nerviosas tu cuerpo,
ambos quitándonos la ropa, acariciándonos con recelo,
mis labios recorriendo tu piel hasta encontrar tu sexo
y un orgasmo para ti ahí, en la sala, para luego tomarme
y llevarme al cuarto, donde los nervios me traicionaron
y donde tú me tranquilizaste, me abrazaste y dormitamos...
la segunda ocasión, cuando me dijiste "esta noche soy tuya"
y nos hicimos el amor, y te entregaste con pasión,
y te metiste por completo a mi corazón;
la tercera -vez primera en un hotel-
nos volvimos a entregar al amor que nacía,
(tres orgasmos para ti, no puedo evitar presumir)
y entre la pasión no aguantamos, me quisiste sentir entero
y olvidamos formalismos para sentirnos por completo...
...las salidas, las noches en que te veía, la víspera de navidad,
mis nervios al llevarte tu obsequio a tu trabajo,
tu mano calmándome y tu mirada
mostrándome el gusto que te daba verme,
tu mensaje agradeciéndome, tu grata sorpresa
al ver mi atrevimiento de regalarte ropa íntima...
y luego tu cumpleaños, llegando a media noche
y ser el primero en felicitarte con mariachi y rosas,
las horas que pasamos ahí, en la noche,
y las estrellas fugaces que viste cuando me abrazabas...
Noches de pasión y coqueteo fuera de tu casa -y una que otra dentro-
el dolor de escucharte decir que te alejabas,
la sorpresa al ver que aún me buscabas,
y la felicidad plena que me diste cuando me pediste que fuera a tu casa
y ahí, en tu cuarto, me dijiste que me amabas,
para luego entregarnos al deseo que siempre ha habitado en nuestra relación
-incluso ahora, lejos de mí, esa pasión continúa, aunque la escondas, entre los dos-
las noches que salimos, los días que nos vimos,
puedo describirlos con lujo de detalle.
Y luego se acercó el día que se cumple un año de comenzar a vernos,
y la serenata que emprendí de nuevo para sacarte sonrisas y nervios;
y los besos al candor de la luna,
y la noche en que te saqué vendada, sin poder ver
el concierto al que te llevé, y la canción que te dediqué,
y la entrega con pasión que volvimos a tener,
y las horas que quedamos dormidos, entrelazando nuestros cuerpos...
Y saberme tuyo, y que supieras que soy tuyo, y que te encantara que sea tuyo...
Y luego mi cumpleaños, tus regalos, tus sorpresas, tu amor...
y luego, me alejaste otra vez,
por malos entendidos sufrimos,
y mi miedo aún latente
de saber que ahí te perdí,
que ya no querrías amarme,
que -por miedo o yo qué sé-
no te atreverías a darme una oportunidad...
Luego la peor serenata que haya podido dar,
seguida de un mes de silencio entre los dos
para luego, perseverante por este amor,
volver a intentar... y llegó de nuevo la víspera de navidad.
Año nuevo con tu familia,
contigo tan hermosa y sensual,
y luego a celebrar con los cuates,
risas, buenos ratos y una frase:
"te voy a enamorar más"...
...y luego someternos a la pasión,
la misma pasión desde un inicio,
pero nueva cada vez, renovada...
Y seguir viéndonos, cada momento posible,
y seguir escribiéndote cosas bonitas para que sonrías,
para que te sientas amada, deseada,
admirada y apoyada...
Y reiterarnos la pasión, el deseo que nos tenemos,
ahí en tu sala, allí en tu pórtico,
allí en tu habitación y en la mía,
allí en el hotel, allí en un callejón,
allí en el auto, allí en cada rincón de nuestro ser...
Luego, tu cumpleaños otra vez,
y mi amor reiterado, y mi perseverancia demostrada
y nuestros rostros personificados en plastilina,
amándonos en pequeño, amándonos en grande,
amándonos en reggae, amándonos como Dios manda...
Y luego me sacaste de tu vida...
... y luego hice un inventario corto de cada detalle que tuvimos,
un inventario de nuestro amor (celos incluidos, pues ¿quién cela si no ama?)
y me quedé preguntándome por qué no me diste una oportunidad;
y me quedé respondiéndome "porque no la merezco";
y me quedo deseando que algún día me busques,
que algún día me la quieras dar.
Plata.
P.D. si lo inventariado no es amor, no sé qué es entonces...
martes, febrero 26, 2013
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