Sueño de un deseo

es tarde, la noche me invita a pensarte, tu aroma se cuela en mi cabeza y recorre mis sueños, y sueño despierto un instante mientras abrazas mi cuerpo, bañados de luz de una luna llena que asoma su rostro alegre.
el faro que alumbra danzante es testigo de mis deseos, y la niña de mis ojos avista el camino de un cuerpo suave, cálido y sensual.
mi boca encierra el deseo que provoca tu cuerpo, y mi lengua como serpiente se desliza por tu oreja.
mis labios adquieren conciencia propia, se vuelven teatrales y poco a poco montan una oda en tu cuello; van recorriendo temerosos los caminos, aprendiendose cada centímetro, bajando suavemente hasta el páramo que se encuentra entre los montes verdes en tu pecho. de pronto son niños ahora, buscando el tesoro en la cima del deseo, para jugar y saltar felices, mientras mi lengua se siente director de orquesta, y dirige una suave sinfonía de amor, al compás de tus manos acariciando mi cuerpo, desgarrando mis ropas con pasión y desdén, y las telas que cubren mi cuerpo se deshacen felices entre tus dedos que se aferran a mi piel.
de tajo emprendo el vuelo, mis labios son ahora un par de aves que vuelan al sur, deteniendose en el valle de tu vientre para alimentarse de tu pasión y continuar su camino.
mis labios vuelan airados hacia las montañas de tus caderas, solo para hechar un vistazo y observar el paraiso.
mis aves vuelven a vatir sus alas, recorriendo el sendero de tus piernas, lento y suave con su vuelo te recorren hasta llegar al paraiso de tu sexo, y se posan con cariño anidando en la fuente del deseo, y jugetean en el mar de tu pasión hasta quedar bañados en el aroma de tu amor e invocar a Dios y en el éxtasis arrancar de tu voz mi nombre y saber que mi deseo alimentó tu pasión.
mis aves, satisfechas, retornan el vuelo hacia el norte de tu mundo, mutando de nuevo en labios para descansar en tu boca junto a un dulce "te amo".
es noche y despierto del letargo que me dejó deseando tu ser; volteo y te miro callada, serena, y por un instante pienso que soñamos lo mismo mientras dormiamos en una noche con un faro descompuesto y la luna velando un momento de amor.


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