lunes, octubre 31, 2011

Decir adiós

Decirle adiós a la mujer que te hizo soñar con una familia es doloroso, mas todo sea por la felicidad de esa mujer. Una vez me tope a una mariposa, le hablé de ti y le pedí consejo, me dijo: déjala volar. Otro día me topé con un tigre, que me dijo sin vacilar: has que se sienta segura. Más tarde un oso me aconsejó: dale lo que ella necesita. Una rosa, al final, me dijo tierna: has como yo, regálate, aunque signifique morir a la semana. Decidí seguir todos los consejos, y hoy les digo, con dolor pero sin temor a equivocarme, que la mariposa tenía razón, ella merece volar; el tigre tenía razón, es lo más valioso del mundo y, por ende, debe ser cuidada, se debe sentir protegida; el oso también tenía razón, ella merece que se le cuide y se le de lo que necesita; pero el consejo más doloroso y más sabio fue el de la flor, pues ella, lo menos que merece, es mi vida entera, y el dolor, la muerte misma, valen la pena, porque en el amor solo hay una cosa que me importa: la felicidad de ella.

Plata

Para M... probablemente ya no lo leas, quizá ésta y todas las palabras que te envie jamás llegarán a tus ojos maravillosos, y qué bueno, porque eso (y lo deseo con toda mi alma) significará que eres feliz y no necesitas de un pobre tonto como yo.

No hay comentarios.: